Colombia: los padrinos de la República
Lo que dijo Petro — y que nadie quiere oír
Concesiones amañadas, deudas privadas impuestas al Estado, empresas fantasma, asesinatos legalizados, captura del Congreso por parte de los narcos, fosas comunes en cuarteles. En un discurso escalofriante, Gustavo Petro expone la economía política de la mentira. No se trata de corrupción: es un sistema. No es una desviación: es el corazón del Estado colombiano.
Un crimen de Estado continuado
En Colombia, el crimen no corrompe al Estado: lo ha construido. Gustavo Petro lo dijo sin rodeos. El poder económico (Sarmiento Angulo), el poder político (Uribe), el poder mediático (Darcy Quinn), el poder mafioso (clan Char), todo articulado en torno a una impunidad constitucional: ese es el verdadero régimen. No comenzó ayer. No terminará mañana, a menos que el pueblo lo detenga.
Deuda pública: el abismo invisible
Duque dejó una deuda de 90 billones de pesos. Oficialmente, sólo se reconocen 50. ¿Por qué? Porque la otra mitad está disfrazada en los subsidios a la gasolina regalados a los más ricos. Petro denuncia un fraude fiscal sistémico, avalado por el FMI, encubierto por los medios, y utilizado para acusar a su gobierno de despilfarro.
“Subvencionaron los 4×4. No a los niños.”
Las concesiones: un saqueo legal
Cientos de miles de millones están congelados en fiducias privadas. Las empresas responsables de construir las autopistas 4G y 5G, incluidas las de Sarmiento Angulo, no cumplieron los contratos. Pero se quedaron con el dinero público. ¿Por qué? Porque son los bancos, las constructoras y los medios. Un solo cartel. Tres caras. Una estrategia: bloquear al Estado y capitalizar intereses.
“13 billones de pesos duermen en sus cuentas. Nosotros mendigamos mientras ellos capitalizan.”
Farmacia y salud: el saqueo organizado
Empresas como Audifarma y Ético Serrano Gómez, vinculadas al clan Char, captaron el mercado de medicamentos mediante maniobras fraudulentas. Las licitaciones estaban arregladas. La oferta era ficticia. El beneficio, colosal. Petro denuncia un sistema donde el mercado farmacéutico está amañado, los medicamentos desviados, los pacientes olvidados.
“Reciben el dinero. Dicen que no hay medicamentos. Y exigen que se les pague otra vez.”
Aire: privatizar las ganancias, socializar las deudas
2 billones de pesos de deuda privada intentaron ser transferidos al Estado. La empresa Aire, controlada por Alberto Ríos, apadrinada por Duque, fracasó en electrificar la costa Caribe. Petro bloqueó la maniobra. Pero el mecanismo es conocido: cuando falla el privado, paga el público. Siempre.
“Lo que ellos perdieron, quieren que lo paguemos nosotros. Otra vez.”
Una república redactada por los narcos
Es la revelación más grave: una parte del Congreso que reeligió a Uribe estaba infiltrada por el narcoparamilitarismo. Las leyes aprobadas en esa época, aún vigentes, fueron redactadas por criminales. Y quien hoy intente reformarlas es acusado de dictador.
“Nuestras leyes fueron escritas por los asesinos del pueblo. Y esas leyes siguen gobernando la nación.”
Fosas comunes en cuarteles: la memoria prohibida
En cuarteles como el batallón Charry Solano, se han hallado cuerpos de desaparecidos. Algunos, de antes y después de la masacre del Palacio de Justicia. Militares, protegidos por la jerarquía, habrían enterrado clandestinamente a civiles ejecutados. El ejército colombiano, que debía defender la República, fue su sepulturero.
“No era el ejército de Bolívar. Era el ejército del silencio.”
La urgencia invertida: prevenir antes de matar
Petro no niega el aumento de contratos públicos. Lo asume. ¿Por qué? Porque está creando un ejército de salud preventiva, compuesto por más de 80.000 agentes comunitarias, para atender antes de que sea demasiado tarde. Es una ruptura radical con la lógica mercantil: la prevención no da ganancias, por eso fue eliminada.
“Prevenir no deja ganancias. Por eso dejaron morir.”
Capitalismo criminal: nombrar al enemigo
Lo que describe Petro es un capitalismo criminal: un modelo donde el Estado es capturado por un bloque financiero-mafioso. Donde las instituciones ya no protegen al pueblo, sino que sirven a una élite depredadora. Este capitalismo mata. Se come las autopistas, la memoria, los medicamentos, la verdad.
Y se protege. Con censura. Con desinformación. Con compra de conciencias.
Veredicto popular o continuidad mafiosa
La batalla es frontal. El Congreso sabotea. Los medios deforman. Los jueces titubean. Petro, en cambio, convoca a una consulta popular. No para reformar. Sino para saber si Colombia quiere seguir gobernada por sus verdugos.
“Si temen a la verdad, es porque está a punto de estallar.”
La nación ante su decisión
O se olvida. Y se hunde. O se recuerda. Y se resiste.
Lo que reveló Petro no debe solo escandalizar. Debe convertirse en prueba. En movilización. En reforma. En revolución democrática. La mentira de Estado lleva demasiado tiempo reinando. La verdad apenas comienza a hablar…
G.S.