Trump, el racismo en avión privado: refugiados blancos bienvenidos, latinos deportados
Mayo de 2025. En plena campaña para recuperar la Casa Blanca, Donald Trump orquesta una operación espectacular: la recepción oficial de 59 sudafricanos blancos como “refugiados políticos”. Al mismo tiempo, su administración intensifica las deportaciones de miles de migrantes latinoamericanos que huyen de guerras, persecuciones o desastres humanitarios. Detrás de esta maniobra mediática se oculta una estrategia política evidente: racializar la política migratoria, rehabilitar los privilegios coloniales y recompensar la identidad blanca. Bienvenidos a la América segregacionista, versión 2025.
El aterrizaje de la vergüenza: 59 blancos recibidos como héroes
El 12 de mayo, aterriza un vuelo privado en Dallas. A bordo: 59 personas blancas sudafricanas recibidas por funcionarios de la administración Trump, con las cámaras encendidas y himnos patrióticos de fondo. El motivo oficial: una protección humanitaria urgente frente a un supuesto “genocidio blanco” en Sudáfrica.
Esta teoría, promovida por círculos conspirativos de extrema derecha, ha sido refutada hace tiempo. El Instituto Sudafricano de Relaciones Raciales (SAIRR) afirma que “los delitos violentos en las zonas rurales afectan a todos los grupos étnicos sin distinción sistemática”. Human Rights Watch habla de “una fantasía ideológica exportada con fines políticos”. En marzo de 2024, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos declaró: “No existen pruebas objetivas de una política estatal dirigida contra los granjeros blancos en Sudáfrica”.
A Trump no le importa. Su mensaje es claro: estas personas blancas, idealizadas como símbolo del electorado conservador, son bienvenidas, sobre todo si refuerzan su narrativa racial. En un mitin en Tulsa, afirmó:
“Protegemos a quienes comparten nuestros valores, nuestra cultura, nuestra fe. Estos valientes granjeros son perseguidos por negarse a abandonar su tierra y su forma de vida. Son bienvenidos aquí.”
Una política migratoria construida sobre la raza
Este gesto no es un hecho aislado. Desde principios de 2025, la administración Trump aplica un filtro migratorio deliberadamente racializado:
- Suspensión total de las solicitudes de asilo de Haití, Venezuela, Honduras y El Salvador.
- Campos de detención saturados en la frontera mexicana.
- Redadas nocturnas en barrios latinos, incluso contra personas regularizadas.
Mientras tanto, los sudafricanos blancos reciben alojamiento, asistencia legal y ayudas económicas. El reverendo James L. Coleman, de la Iglesia Episcopal de Houston, declaró públicamente:
“Nos negamos a participar en este programa. Secuestra el concepto de refugio para convertirlo en una herramienta de discriminación racial.”
Y mientras Trump escenifica la llegada de granjeros blancos, se multiplican los casos como el de Mariana López, de 28 años, deportada a Honduras en febrero junto a sus dos hijos enfermos. Fue asesinada al bajar del autobús. Human Rights First ha documentado más de 1.300 agresiones contra migrantes deportados tras la reanudación de las expulsiones masivas.
De la fantasía a la realidad: desmontando el “genocidio blanco”
El concepto de “genocidio blanco” es una construcción propagandística. Ningún informe de la ONU ni de Amnistía Internacional lo respalda. Las estadísticas oficiales de Sudáfrica muestran una disminución de los asesinatos de granjeros blancos desde 2018.
La reforma agraria impulsada por el ANC prevé la expropiación de tierras ociosas, a menudo en manos de descendientes de colonos neerlandeses. Lejos de ser una persecución, busca corregir injusticias históricas heredadas del apartheid, cuando el 72 % de las tierras agrícolas estaban en manos blancas.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Rurales sudafricano, Thabiso Dlamini, respondió:
“Lo que hace la administración Trump es un insulto a nuestro proceso histórico de reparación. Los oprimidos de ayer siguen siendo los desposeídos de hoy.”
Trump invierte el relato histórico: convierte a los antiguos dominadores en mártires contemporáneos y borra a las víctimas reales. Una inversión orwelliana.
Una estrategia electoral basada en la identidad racial
¿Por qué esta puesta en escena? Porque se dirige directamente a su base MAGA: rural, blanca, ultraconservadora. Estas figuras encarnan el mito del pionero cristiano, armado, protector de su tierra. La promesa de una América blanca sitiada que él promete restaurar.
En una entrevista en Newsmax, el exestratega Steve Bannon declaró:
“Estos son los refugiados correctos. Hablan nuestro idioma, comparten nuestro ADN espiritual.”
Mientras tanto, niños guatemaltecos son deportados a zonas dominadas por cárteles. Madres haitianas embarazadas son devueltas a campamentos insalubres en Puerto Príncipe. Sin cámaras. Sin discursos. Solo silencio y abandono.
La América blanca nunca dejó de ser un proyecto político
Esto no es nuevo. La historia migratoria de Estados Unidos está marcada por filtros raciales: cuotas anti-asiáticas, selecciones en Ellis Island, prioridad a los protestantes anglosajones. Trump no innova: recicla ese pasado con un discurso nacionalista.
Pero su cinismo va aún más lejos. Al instrumentalizar una teoría conspirativa para conceder asilo a excolonos, ridiculiza el concepto mismo de refugio. Convierte una herramienta humanitaria en un instrumento de selección racial. Fabrica una jerarquía del sufrimiento.
Conclusión: cuando los verdugos se convierten en refugiados, el mundo está al revés
Acoger a personas blancas bajo el pretexto de un “genocidio ficticio”, mientras se expulsa a los condenados de la tierra, es una ofensa a la verdad, la historia y la justicia. Es un apartheid migratorio institucionalizado. Una operación de propaganda al servicio de una visión blanca, protestante, armada y nostálgica del mundo.
Acid Report denuncia esta manipulación a plena luz. Porque lo que está en juego no es una política de asilo, sino la redefinición racista de quién merece ser salvado, y de quién puede ser abandonado a la muerte sin que nadie se escandalice…
G.S.