| | |

COLOMBIA: LOS ASESINOS DE BATA BLANCA – CUANDO LAS EPS Y LAS FARMACÉUTICAS CONDENAN A LOS ENFERMOS PARA BLOQUEAR LA REFORMA A LA SALUD

Miles de colombianos privados de medicamentos vitales mientras las EPS y las grandes cadenas farmacéuticas acumulan deliberadamente los tratamientos. Esta no es una falla del sistema: es una guerra contra el pueblo. El Estado intenta reformar una estructura podrida, y los intereses privados responden chantajeando con vidas humanas. Acid Report disecciona la hipocresía de los “gestores de salud” que hoy gestionan el sufrimiento.

UNA ESCENA DE HORROR MUY REAL

En marzo de 2025, imágenes dignas de un país en guerra sacudieron a Colombia. En Bogotá, Cali o Medellín, pacientes esperando horas, incluso días, para recibir medicamentos que nunca llegan. Diabéticos, personas con cáncer, enfermedades crónicas: todos sumidos en angustia. ¿La razón? Los medicamentos no están agotados. Están escondidos deliberadamente por quienes deberían entregarlos.

Un testimonio desde Cali:

“Le dijeron a mi papá que no había más insulina. Una semana después, murió. Ahora me entero de que las dosis estaban guardadas en una bodega a pocos kilómetros.”

LA INSPECCIÓN QUE DESENMASCARÓ A LOS CULPABLES

El 21 de marzo, el presidente Gustavo Petro y la Superintendencia de Salud realizaron una inspección sorpresa en las bodegas de Audifarma en Bogotá. Lo que encontraron heló la sangre del país: 113.000 dosis de insulina intactas, almacenadas ilegalmente mientras miles morían sin tratamiento. Petro no se contuvo y lanzó las palabras que millones pensaban:

“Cochinos asesinos.”

No fue una metáfora. Es una descripción precisa. No olvidaron repartir las medicinas. Eligieron quién vive y quién muere.

UNA GUERRA ECONÓMICA CONTRA LOS INDESEABLES

EPS, gestores farmacéuticos y cadenas de distribución buscan mantener su negocio millonario. Han convertido el derecho a la salud en un botín. Pero no se trata solo de dinero: se trata de eliminación social. A los pobres, viejos, enfermos crónicos se les deja morir en silencio. No son rentables. Estorban. Lo que Pinochet hacía con balas, las EPS lo hacen con recetas médicas.

Mientras los pacientes duermen en las aceras esperando una caja de pastillas, los gerentes de las EPS descansan en mansiones en Miami. La salud ya no es un derecho: es una renta extractiva, un modelo que lucra con el dolor. Su riqueza es proporcional a nuestro sufrimiento.

LOS CULPABLES TIENEN SUELDO Y CÓMPLICES

No son entidades abstractas. Son personas concretas. Los directivos de EPS ganan entre 40 y 60 millones de pesos mensuales, es decir entre 30 y 40 veces el salario mínimo de un colombiano, fijado actualmente en 1.423.500 pesos. Mientras un trabajador sobrevive con lo justo, ellos embolsan fortunas administrando la salud como si fuese una empresa privada.

Y el colombiano promedio, desinformado por años de manipulación mediática, cree que las EPS son las que “financian” la salud. Prefieren recibir migajas antes que nada, porque los medios repiten sin descanso que la reforma será aún peor.

La verdad es otra: el Estado es quien financia el sistema, con dinero público. Las EPS solo administran estos recursos, y deberían transferirlos a las IPS, que son quienes realmente prestan los servicios médicos. Pero en el camino, los directores de EPS se llenan los bolsillos y retienen los pagos a las IPS, provocando un colapso en la atención, demoras, deudas, negligencias… y muertes.

MULTINACIONALES: EL MONSTRUO GLOBAL DETRÁS DEL ESPEJO

Pfizer, Roche, Novartis, Bayer… Todas operan en Colombia mediante contratos blindados y convenios secretos. Venden medicinas a precios especulativos, condicionan los volúmenes según “proyecciones de rentabilidad” y presionan al Estado para mantener su monopolio. ¿Qué importa una vida si no genera dividendo trimestral?

UNA CRONOLOGÍA DEL SABOTAJE CONTINUO

  • 2018: Escasez nacional de antirretrovirales.
  • 2020: Quimioterapias racionadas.
  • 2022: Retrasos masivos en el suministro de vacunas.
  • 2023: EPS cierran clínicas por “reorganización financiera”.
  • 2025: Insulina escondida por decenas de miles.

¿Cuántos muertos hacen falta para que hablemos de sabotaje estructural?

UNA PRENSA ENTRENADA PARA CALLAR

Salvo contadas excepciones, los grandes medios –alimentados por la publicidad y el dinero de estas entidades– ocultan la crisis o desvían el debate hacia falsas polémicas. Dicen que la reforma es autoritaria, ineficiente, peligrosa. ¿Pero quién sabotea realmente el sistema? ¿El que intenta repararlo o el que lucra con su colapso?

Ese silencio es estrategia. Una prensa bien domesticada vale más que un ejército cuando se trata de controlar al pueblo.

LA REFORMA NO ES RADICAL. LO RADICAL ES DEJAR LAS EPS COMO ESTÁN

Este escándalo revela la verdadera naturaleza de las EPS: no están para curar, están para facturar. Su gestión “privada” no es eficiente, es criminal. Venden la ilusión de una salud moderna mientras asesinan lentamente a millones.

La reforma de Petro –con todas sus limitaciones– ataca el corazón del problema: la privatización de la vida. Es una lucha existencial: o los colombianos recuperan el control de su salud o se resignan a ser clientes desechables.

EL MIEDO DEBE CAMBIAR DE BANDO

Ante la crisis, el Gobierno anuncia inspecciones, posibles expropiaciones, y llama a la movilización. Mientras tanto, los pacientes protestan, se organizan, denuncian. Y tienen razón.

Esto ya no es una crisis sanitaria. Es un modelo de negocio.

Acid Report se posiciona del lado de quienes sufren, no de quienes especulan con ese sufrimiento. Llamamos a una refundación total del sistema, a juicios ejemplares contra los responsables, y al apoyo irrestricto a toda reforma que expulse a los carroñeros del sistema de salud.

CONCLUSIÓN: LA SALUD NO ES UN MERCADO. ES UN DERECHO.

Esto ya no es una falla. No es neoliberalismo.
Es un crimen de masa. Lento, cínico, planificado.

No merecen excusas. No merecen explicaciones.
Merecen un juicio.

Identifícalos. Denúncialos. Desmóntalos.
Sus ganancias no valen nuestras vidas...

G.S.

Similar Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *