Audifarma: el crimen farmacéutico que está matando a Colombia
Suspenden servicios, pero no por falta de plata. Los pacientes mueren, pero no por fallas del sistema. Es un sabotaje planificado. Es terrorismo empresarial. Y lo más grave: es legal, es tolerado, es defendido. Este es el rostro de la podredumbre del sistema de salud colombiano, y Audifarma es apenas una de sus cabezas.
1. Pagan… y dos horas después cortan los medicamentos
En marzo de 2024, Audifarma —una de las principales gestoras farmacéuticas del país— anunció la suspensión de sus servicios en más de 175 municipios, afectando directamente a 2,2 millones de colombianos. ¿La razón? Oficialmente, “problemas financieros”. Pero los hechos dicen otra cosa:
- El gobierno nacional, a través de la ADRES, pagó 275.000 millones de pesos a Audifarma entre noviembre de 2023 y marzo de 2024.
- El último pago fue de 43.000 millones.
- Dos horas después de recibir ese dinero, Audifarma envió la carta notificando que suspendía la entrega de medicamentos.
Esto no es una coincidencia. Esto es chantaje corporativo, cinismo homicida. Pacientes con enfermedades huérfanas, cáncer, VIH, trastornos psiquiátricos graves, fueron abandonados de forma deliberada por una empresa que ya había cobrado.
2. ¿Quién responde por las muertes?
Desde esa suspensión, múltiples regiones reportaron desabastecimiento absoluto de medicamentos esenciales. En Cali, una mujer embarazada perdió a su hijo por no recibir atención oportuna. En Pasto, un niño con leucemia no pudo acceder a su quimioterapia. En Manizales, un anciano con diabetes falleció sin su dosis de insulina.
¿Quién responde por estas muertes? ¿Dónde están la Fiscalía, la Procuraduría, la Superintendencia de Salud? ¿Quién fiscaliza a las farmacéuticas que deciden quién vive y quién muere con un correo electrónico?
El silencio institucional es más que preocupante: es complicidad criminal.
3. Las EPS: el corazón de una maquinaria de saqueo
Audifarma no actúa sola. Forma parte de un ecosistema podrido: las EPS (Entidades Promotoras de Salud), creadas bajo la Ley 100 del uribismo, que convirtió la salud en negocio y a los pacientes en mercancía. ¿Cómo operan estas estructuras?
- Facturan tratamientos inexistentes.
- Subcontratan IPS fantasmas.
- Subpagan al personal médico.
- Venden servicios a sus propias clínicas para inflar costos.
- Chantajean al Estado cada vez que se les exige rendición de cuentas.
Y cuando un gobierno intenta reformar este sistema podrido, responden con sabotaje, desinformación y muerte.
4. Los nombres del crimen: Char, Gerlein, Duque, Uribe
Este modelo no es una falla del sistema: ES el sistema. Y tiene dueños. Tiene apellidos.
- La familia Char, desde su fortaleza en Barranquilla, controla la EPS Cajacopi, entre muchas otras empresas del sector. A través de Cambio Radical, han torpedeado toda reforma que amenace sus ganancias.
- Los Gerlein, viejos mafiosos electorales, dominan contratos en salud desde hace décadas.
- Álvaro Uribe Vélez, el padre del desastre, impuso la Ley 100 y entregó la salud pública al capital privado.
- Iván Duque, su delfín, dejó deudas masivas con las EPS y nunca fue auditado. Durante su mandato, la salud se convirtió en botín durante la pandemia.
Estos clanes no prestan servicios. No curan. No producen medicamentos. Pero controlan el flujo de miles de millones de pesos en nombre de la “gestión”. Y cuando se sienten amenazados, usan los medios, los jueces y las instituciones para defender su botín.
5. Los medios: cómplices de un genocidio silencioso
Mientras millones de colombianos se ven obligados a peregrinar por un medicamento, los grandes medios —RCN, Caracol, El Tiempo, Blu Radio— reproducen narrativas falsas:
- Que Petro no paga.
- Que las EPS están quebradas.
- Que las farmacias suspenden servicios por culpa del gobierno.
Ninguno menciona que el presupuesto de salud pasó de 60 a más de 100 billones de pesos en este gobierno. Que la UPC ha crecido por encima de la inflación cada año. Que las deudas heredadas de Duque ya están siendo saldadas.
En lugar de investigar, estos medios actúan como gabinetes de relaciones públicas de los saqueadores, y atacan las transmisiones del gobierno con el argumento ridículo de que informar es dictadura. ¿Dónde estaban cuando Duque aparecía en cadena todos los días durante la pandemia?
6. Testimonios del dolor: las voces que nadie quiere escuchar
“Mi hijo tiene distrofia muscular. Audifarma dejó de entregarle el medicamento y ahora está hospitalizado en estado crítico. ¿Quién me lo devuelve si muere?”
“Soy enfermera. Me deben tres meses de salario. Pero los directivos viajan en camionetas blindadas y se reparten los contratos.”
“Mi mamá murió esperando un tratamiento oncológico que ya estaba aprobado. La EPS nos decía que no había proveedor. Tres días después supimos que Audifarma suspendió sin avisar.”
Estas voces no aparecen en los noticieros. No interesan. No venden. No financian campañas. Por eso se silencian.
7. El sabotaje a la democracia: censurar la verdad
Frente a esta crisis, el gobierno decidió contar la verdad. Transmitió en directo los Consejos de Ministros para que el país conociera las cifras, los datos, las pruebas. ¿La reacción? Tutelas. Censura. Histeria.
María Fernanda Cabal habla de “genocidio institucional” y exige que se obligue a pagar a las EPS, cuando ya se les ha pagado todo. Miguel Uribe interpone acciones judiciales para evitar que el presidente hable.
No quieren verdad. Quieren monopolio de la mentira. Quieren que solo ellos puedan hablar, manipular, tergiversar. Porque saben que si el pueblo escucha ambos lados… pierden.
8. Conclusión: esto no es una crisis. Es un crimen
Lo que está ocurriendo en Colombia con el sistema de salud no es un accidente. Es un modelo perverso, construido para enriquecer a unos pocos y sacrificar a millones.
Audifarma, Cajacopi, Sura, Sanitas… todas estas empresas han convertido el dolor en capital. Su poder no viene de su capacidad médica, sino de sus vínculos con políticos corruptos y medios serviles. Y cuando un gobierno decide enfrentarlos, responden con sabotaje, chantaje y muerte.
Colombia no necesita una “reforma” suave. Necesita una intervención de emergencia, una expropiación moral y legal del sistema, una justicia que llegue hasta el fondo. Necesita que se diga con todas las letras:
Audifarma mató. Las EPS matan. Y quienes las protegen son cómplices.
G.S.