COLOMBIA: EL CONSEJO DE ESTADO CENSURA A PETRO – UN ATENTADO INÉDITO CONTRA LA LIBERTAD DE INFORMAR
En Colombia, informar es un crimen cuando incomoda. Así quedó demostrado con la reciente decisión del Consejo de Estado que prohíbe al presidente Gustavo Petro transmitir sus alocuciones –bautizadas como Consejos de Ministros– a través de la televisión privada. Según los togados, se violaría el “derecho a no informarse”. Sí, has leído bien: el derecho a no ser informado. Y con esta genialidad jurídica, se restringe por primera vez en la historia democrática del país el acceso del presidente al espectro televisivo concesionado.
Censura inédita con nombre y toga
Ni Uribe, con sus “Aló Presidente” criollos, ni Duque, con sus más de 300 “Prevención y Acción”, fueron jamás censurados. Monopolizaron los medios, hicieron política en prime time, mintieron a diario y nunca se les dijo nada. Ahora, Petro es sancionado por hablar demasiado, por contarle al país lo que los medios callan, por decir lo que otros prefieren ocultar.
El argumento estrella: “la gente no puede apagar el televisor”
El Consejo de Estado afirma, sin rubor: “la transmisión […] vulnera el derecho constitucional fundamental a la información en sus dos componentes”. ¿Cómo lo justifica? “Suprime la libertad de no informarse al excluir la posibilidad para quienes únicamente disponen del acceso a televisión abierta de no enterarse de lo que se divulga”.
En otras palabras, como todos los canales están transmitiendo la misma señal oficial, los televidentes se ven forzados a ver al presidente… a menos que apaguen el televisor. Pero incluso eso, según el fallo, “no es una opción constitucionalmente válida”. Porque sí: apagar el aparato “implica la exclusión respecto del servicio público”.
La pluralidad según los dueños del televisor
Lo más grotesco es que, para el Consejo de Estado, “la transmisión oficial suprime la pluralidad informativa”. Así, una alocución presidencial es vista como más peligrosa que los noticieros de RCN o Caracol, esos paladines del pluralismo que llevan años entrevistando a los mismos cuatro personajes con el mismo libreto.
Para rematar, el fallo sostiene que “la réplica no es simultánea”, y por tanto, insuficiente. Según esa lógica, cualquier espacio sin contradicción inmediata debería ser prohibido. ¿Cerramos también las ruedas de prensa, los comunicados, las entrevistas unilaterales?
Lo que no se perdona: informar con rating
El lunes 7 de abril, la alocución de Petro alcanzó más de 14,5 % de share, superando en rating a “La casa de los famosos”. El pueblo se quedó a ver, escuchar y entender. Y eso no se perdona. Porque mientras se hablaba de especulación del gas, de las 60.000 armas perdidas, de las denuncias sobre el Catatumbo, los intereses tocados empezaron a mover sus fichas.
Vicky y la cruzada por la ignorancia
Vicky Dávila, influencer de la desinformación, se indignó por la “toma chavista” del prime time. Para ella, mejor pan y circo que verdad e indignación. Le acompañaron los usuales sospechosos: Blue Radio, Semana, El Tiempo, todos indignados porque el presidente informa sin pedirles permiso. Les molesta que el pueblo piense, cuestione y sepa.
Bolívar, Valencia y el doble rasero de la indignación
Mientras Gustavo Bolívar denuncia el gasto multimillonario de Caracol (190 millones por 30 segundos de pauta), León Valencia recuerda que un aviso dominical en El Tiempo puede costar 150 millones. Pero cuando se invierten 700 millones en un año en redes sociales y jóvenes comunicadores, gritan “propaganda oficialista”. Nadie les creyó, claro.
Uribe, Duque y el silencio cómplice
Uribe habló hasta el cansancio, durante años. Nadie le limitó nada. Duque convirtió la pandemia en campaña diaria. 300 programas. Ningún magistrado se escandalizó. ¿Por qué ahora sí? Porque Petro no improvisa ni sonríe en TikTok. Informa, denuncia, molesta.
Solo RTVC: libertad limitada bajo vigilancia
La sentencia permite la transmisión por RTVC y canales nacionales públicos, pero prohíbe su difusión en canales privados, regionales, comunitarios. La idea es clara: aislar el mensaje, reducir su alcance, mantener el monopolio de la verdad en manos privadas.
Conclusión: cuando informar es un acto subversivo
El fallo del Consejo de Estado sienta un precedente nefasto. Confirma que en Colombia la censura puede disfrazarse de garantismo, y que la pluralidad solo vale cuando no incomoda. Informar, hoy, se ha convertido en un acto de resistencia. Y el pueblo lo sabe. Porque cuando el poder habla claro, el silencio no es una opción…
G.S.