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Colombia: la voz del pueblo contra el muro de las élites

El presidente Petro decreta la consulta popular. Una respuesta histórica al sabotaje institucional.

Cayó el telón. Ante el bloqueo cínico del Congreso, las manipulaciones de los grandes medios y la guerra subterránea de las élites económicas, el presidente Gustavo Petro llama al pueblo a decidir.
La Casa de Nariño lo confirmó: el decreto que convoca a la consulta popular ya está en preparación.

“Si el Congreso se opone al mandato del pueblo, será el pueblo quien decida.” — Gustavo Petro, intervención en La Guajira, junio 2025

Este giro no es un gesto simbólico: es una ruptura. Un intento inédito en la historia reciente de Colombia por romper el ciclo de sabotaje institucional, impuesto durante dos años por un establishment incapaz de tolerar el cambio.

El Congreso como máquina de guerra

Desde su elección, el gobierno del Pacto Histórico ha intentado implementar un programa de reformas sociales profundas: salud, trabajo, pensiones, justicia fiscal, participación ciudadana.
En cada intento, la misma respuesta: obstrucción parlamentaria, dilación en las comisiones, falsificación de los debates, campañas de miedo.

“Nos gobiernan los mediocres que solo protegen los privilegios de quienes nunca conocieron el hambre.” — María Mercedes Carranza, El canto de las moscas

La última traición: el fracaso orquestado de la reforma laboral, saboteada por sus propios ponentes y dinamitada por los clanes políticos ligados a intereses privados. Esta estrategia de asfixia no ataca solo a Petro. Ataca a los millones de colombianos y colombianas que votaron por el cambio.

Una respuesta democrática, una prueba de verdad

La consulta popular se perfila como el contrapeso supremo: la voz directa del pueblo.
Interviene en un momento en que las reformas están paralizadas, las desigualdades aumentan y las mismas dinastías (Char, Gaviria, Uribe, Santos) mantienen secuestrado el Estado.

Esta consulta podría contener 12 preguntas clave en el centro del pacto social colombiano:
sistema de salud público, derechos laborales, justicia ambiental, reforma agraria, tributación justa y participación ciudadana. Se trata de interpelar directamente al pueblo sobre el modelo de país que desea, frente a unas instituciones que han sido secuestradas por los intereses corporativos y partidistas.

Cada ciudadano y ciudadana tendrá la posibilidad de decir SÍ o NO a un futuro más justo. Una respuesta afirmativa sería un mandato moral, político y popular para avanzar en la transformación social, incluso si el Congreso insiste en el bloqueo. Y una respuesta negativa, aunque improbable, obligaría a repensar la relación entre representación y voluntad general.

“La verdadera democracia no es el silencio de los vencidos, sino la organización de los olvidados.” — Gloria Gaitán, El miedo a la participación (2022)

Pánico en las altas esferas

La sola posibilidad de una movilización popular masiva hace temblar a las élites.
Desde el anuncio, los medios alineados ya lanzaron su contraofensiva: dramatización, acusaciones de autoritarismo y burla del electorado. Algunos exfuncionarios de gobiernos anteriores hablan incluso de “golpe populista”, ignorando que se trata de un mecanismo constitucional previsto por la ley colombiana.

Pero el miedo cambió de bando.
Ya no son los pobres quienes temen a los poderosos. Son los poderosos quienes temen la rebelión democrática de un pueblo que han despreciado durante demasiado tiempo. La consulta no solo amenaza sus privilegios: amenaza su relato. Porque si el pueblo puede decidir directamente, ¿para qué sirve una clase política que solo legisla para sí misma?

“El sistema solo es fuerte cuando el pueblo está desorganizado.” — Gustavo Petro, Una vida, muchas vidas(2023)

Conclusión: el poder del pueblo

Colombia entra en una fase decisiva.
Ya no se trata solo de reformas, partidos o coaliciones. Se trata de una elección de civilización.

O dejamos que las mismas familias decidan por nosotros.
O tomamos en nuestras manos el derecho a una vida digna, con el voto, en la calle y con movilización.

La consulta popular no es un fin. Es una herramienta. Una palanca de empoderamiento colectivo, si sabemos activarla con conciencia, con pedagogía y con organización.

En las próximas semanas, lo que está en juego no es solo el contenido de las preguntas. Es la credibilidad del proceso democrático, la memoria de quienes lucharon por una Colombia distinta y la posibilidad real de abrir un nuevo ciclo histórico.

“La historia no perdona a los pueblos que dejan escapar su oportunidad.” — Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina

El gobierno ya habló.
Ahora nos toca responder presentes!

G.S.

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