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Colombia: ¿Reforma laboral o reforma de la traición?

La reforma laboral en Colombia, presentada como una oportunidad histórica para corregir las profundas desigualdades que afectan al mundo del trabajo, ha terminado por convertirse en una farsa legislativa. Lo que empezó como una propuesta ambiciosa por parte del gobierno de Gustavo Petro y de las centrales obreras, se ha visto degradado por cálculos electorales, traiciones cruzadas, negociaciones oscuras y sabotajes sistemáticos en el Congreso. Mientras algunos congresistas cobran millones por sesiones a las que apenas se conectan, millones de trabajadores continúan sumidos en la informalidad, la precariedad y el abandono institucional. Esta investigación revela el desmantelamiento premeditado de la reforma laboral y las fuerzas que operan detrás del telón.

Una ponencia alternativa asfixiada desde el inicio

El lunes 26 de mayo, la senadora del Pacto Histórico, Aída Avella, radicó una ponencia alternativa a la reforma laboral que respondía a los principios defendidos por el gobierno y el movimiento sindical colombiano. En ella se recogían reivindicaciones largamente postergadas: la recuperación de los recargos nocturnos desde las 7:00 p.m., el pago del 100 % de los domingos y festivos, el establecimiento del contrato laboral para los aprendices del SENA y el fortalecimiento de la estabilidad laboral mediante la generalización de los contratos a término indefinido.

Sin embargo, apenas unas horas más tarde, la senadora Angélica Lozano, presidenta de la Comisión Cuarta del Senado, presentó una ponencia mayoritaria construida en confidencialidad, sin debate público, y supuestamente respaldada por la mayoría de los partidos representados en la comisión. Esta ponencia, ampliamente criticada por los sectores sindicales y sociales, fue elaborada con base en negociaciones privadas que excluyeron a Aída Avella y al bloque progresista. La jugada fue percibida como un intento deliberado por torpedear la ponencia alternativa, impidiendo que la propuesta con mayores garantías sociales llegara primero a debate, como lo exige el reglamento.

« Dejaron solo migajas. Pretenden haber incluido a todos, pero el 80 % de los trabajadores quedan por fuera. »
— Denuncia sindical durante la sesión del 27 de mayo

Migajas para el pueblo, millones para los congresistas

Mientras la reforma era discutida a medias en el Senado, una realidad indignante se hacía visible: la gran mayoría de congresistas no asistieron presencialmente a la plenaria. Muchos se conectaron brevemente por Zoom desde sus carros, oficinas, fincas o ascensores, sin intervenir ni participar efectivamente en el debate. Aun así, recibieron 1,7 millones de pesos por esa “presencia virtual”.

« Se conectan a Zoom, apagan la cámara, no dicen nada y se van. Mientras tanto, niegan al trabajador 100.000 pesos más al mes. »
— Denuncia ciudadana viral

Esta conducta refleja un desprecio absoluto por el proceso democrático y por el pueblo trabajador. Mientras los legisladores reciben sueldos privilegiados por no asistir, la mayor parte de la clase trabajadora sobrevive con ingresos por debajo del salario mínimo legal, sin estabilidad laboral, sin afiliación a la seguridad social y sin representación genuina en el Congreso.

Angélica Lozano, la operación caballo de Troya

La figura de Angélica Lozano se ha convertido en símbolo de la manipulación legislativa. Su aparente cercanía con los principios progresistas ha sido puesta en duda tras revelarse negociaciones encubiertas con sectores del Centro Democrático, así como intentos de imponer una reforma que, bajo una apariencia moderada, perpetúa los privilegios empresariales.

Según la congresista María Fernanda Carrascal, Lozano confesó a JP Hernández, en un ascensor del Capitolio, que lo importante no era el contenido de la ponencia alternativa sino asegurarse de que la suya, la mayoritaria, se aprobara. En sus propias palabras, lo que faltaba era “convencer a los ponentes de algo con lo que dejarían mamando a Petro y a todo el mundo”. La expresión popular alude a dejar a alguien con las manos vacías tras haberle prometido algo importante. Es decir, se trataba de una estrategia premeditada para engañar a todos: a la bancada del gobierno, a los trabajadores, a la ciudadanía.

« Esto es una cadena de traiciones. Lozano solo quiere anotarse un gol político para 2026. Juega contra el pueblo. »
— Alfredo Mondragón, Pacto Histórico

Un saboteo sistemático de los derechos

La ponencia presentada por Lozano representa un verdadero retroceso respecto a los avances propuestos por el Ejecutivo. En lugar de dignificar el trabajo, institucionaliza la precariedad. Entre los puntos más controversiales destacan:

  • Ampliación de los contratos a término fijo: se pasa de un máximo de 3 a 5 años, consolidando la inestabilidad laboral y debilitando el derecho al trabajo permanente.
  • Exclusión de las MIPYMES del pago de recargos nocturnos, dominicales y festivos, lo cual afecta directamente al 80 % de la fuerza laboral del país.
  • Persistencia de la precarización de los aprendices del SENA, que seguirán recibiendo ingresos inferiores al salario mínimo, sin prestaciones completas ni reconocimiento de su labor productiva.

« Reconocer contrato laboral a los aprendices del SENA cuesta menos del 1 % de los costos laborales. ¿Por qué negarles ese derecho? »
— Wilson Arias, senador

Estos retrocesos no responden a una necesidad técnica o económica. Son fruto de presiones del gran empresariado, personificado en figuras como Bruce MacMaster (ANDI), quien ha defendido “regímenes especiales” para las empresas nocturnas, de vigilancia o del sector turístico. Es decir, regímenes de explotación legalizada.

Apoyo empresarial, traición popular

El respaldo empresarial a la reforma no es altruista: responde a la garantía de que sus intereses quedaran intactos. El presidente Petro lo explicó con claridad:

« Cuando se excluye a los trabajadores de las pequeñas empresas de los recargos nocturnos, se excluye al 80 % de los colombianos. Así no se construye riqueza. »
— Gustavo Petro, 27 de mayo de 2025

En lugar de apostar por el fortalecimiento de las MIPYMES mediante la reducción de impuestos, tarifas energéticas o acceso a crédito barato, se les convierte en pretexto para excluir masivamente a los trabajadores de sus derechos. Una vez más, los más pobres terminan subsidiando a los ricos.

Una reforma vacía que solo conserva el título

El contenido real de la ponencia mayoritaria dista de ser una reforma. Es una contrarreforma disfrazada. Lejos de ampliar derechos, los limita. Lejos de promover el trabajo digno, legaliza formas de contratación precarias y facilita la evasión de obligaciones laborales.

« Quieren una ley que se llame reforma laboral, pero cuyo contenido sea regresivo. »
— Aída Avella

No solo los aprendices del SENA están en riesgo. Las 40.000 madres comunitarias que cuidan a la infancia colombiana desde hace décadas también podrían quedar excluidas de los beneficios laborales, en lo que constituye una afrenta directa a los derechos de las mujeres cuidadoras.

Y ahora, la calle

La traición ha sido tan evidente que las principales centrales obreras del país (CUT, CTC, CGT), así como organizaciones sociales, estudiantiles y feministas, han convocado movilizaciones nacionales para el 28 y 29 de mayo. El objetivo es claro: impedir que esta falsa reforma se imponga como ley y exigir una verdadera transformación del modelo laboral colombiano.

« El pueblo no pide migajas. Exige dignidad. »
— Comunicado de la CUT

Lo que está en juego no es solo un articulado. Es el modelo de sociedad. La reforma laboral defendida por el pueblo busca romper con una lógica de explotación heredada del neoliberalismo, que ha convertido el trabajo en una mercancía barata. La clase política, atrapada entre la corrupción estructural, los intereses empresariales y las ambiciones personales, ha demostrado estar dispuesta a traicionar incluso a sus propios aliados.

El proyecto del pueblo, de los sindicatos, de la juventud trabajadora debe sobrevivir al sabotaje legislativo. Las calles, las urnas y la organización popular serán los únicos caminos para frenar esta traición y construir una reforma laboral verdadera, que garantice derechos, equidad y dignidad para todos y todas.

G.S.

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