LA OPOSICIÓN COLOMBIANA ENTERRÓ LA REFORMA LABORAL: EL PUEBLO LA RESUCITARÁ EN LAS URNAS
La reciente decisión del Congreso colombiano de bloquear la reforma laboral propuesta por el gobierno de Gustavo Petro no es más que una maniobra descarada de la oposición para salvaguardar los intereses de la élite empresarial. Esta acción ha puesto en riesgo la estabilidad de más de 60,000 trabajadoras comunitarias que habrían sido formalizadas, ha frenado mejoras salariales en horarios nocturnos y dominicales, y ha impedido regulaciones para proteger a quienes trabajan en plataformas digitales. Con una informalidad laboral superior al 58% y una creciente precarización del empleo, el bloqueo de esta reforma solo perpetúa la injusticia social y la desigualdad económica en el país. No se trató de un debate justo ni de una evaluación objetiva de la reforma: fue un veto puro y duro a cualquier avance en derechos laborales. Pero esta vez, no serán los políticos quienes tengan la última palabra. La Constitución colombiana reconoce el derecho del pueblo a participar directamente en la toma de decisiones a través de mecanismos democráticos como la consulta popular. En diversas ocasiones, estas consultas han sido clave para frenar abusos del poder legislativo y garantizar avances en derechos sociales. Ahora, es el turno de los trabajadores de Colombia de hacer historia. Petro ha convocado a una consulta popular, y es el pueblo quien decidirá el futuro del trabajo en Colombia.
EL BLOQUEO DE LA OPOSICIÓN: UNA TRAICIÓN A LOS TRABAJADORES
La oposición se ha escudado en la narrativa de que la reforma laboral incrementaría los costos para los empresarios y desincentivaría la generación de empleo. Pero, ¿qué hay detrás de este discurso? Nada más que el miedo a perder privilegios. La reforma proponía:
- Garantizar el pago justo de recargos nocturnos y dominicales.
- Formalizar a más de 60,000 trabajadoras comunitarias.
- Ampliar la licencia de paternidad y regular las plataformas digitales.
Es decir, un modelo laboral justo y equitativo. Según datos del DANE, más del 58% de los trabajadores en Colombia están en condiciones de informalidad, sin acceso a seguridad social ni estabilidad laboral. Ana María González, trabajadora de una plataforma de reparto, afirma: ‘Sin regulación, seguimos siendo explotados sin derechos ni garantías. Esta reforma nos daría estabilidad y reconocimiento como trabajadores reales.’ Sin embargo, los mismos sectores políticos que llevan décadas protegiendo la explotación laboral salieron en bloque a impedirlo. No les preocupa la economía ni el empleo, les preocupa que los trabajadores obtengan derechos reales y dejen de ser piezas desechables del sistema.
LA CONSULTA POPULAR: UNA BATALLA POR LA DEMOCRACIA Y LA JUSTICIA SOCIAL
Gustavo Petro ha hecho lo que ningún presidente antes se atrevió: confiar en la voluntad popular para decidir sobre los derechos laborales. La oposición ha reaccionado con ataques desesperados, afirmando que la consulta es una estrategia para saltarse el Congreso. Pero la pregunta es: ¿qué opción le dejaron?
Si el Congreso está secuestrado por las élites y bloquea sistemáticamente cualquier intento de justicia social, el camino es claro: consultar al pueblo. Ejemplos en la historia han demostrado que la consulta popular puede ser una herramienta efectiva para el cambio. En 2016, el plebiscito en Colombia sobre los acuerdos de paz con las FARC, aunque controversial, demostró el poder de la ciudadanía para influir en decisiones trascendentales. En otros países, como Uruguay en 2004, una consulta popular permitió blindar la propiedad estatal de los servicios de agua y saneamiento, demostrando que el voto ciudadano puede frenar los abusos de las élites y proteger los derechos colectivos. Esto no es una “jugada política”, es democracia en su máxima expresión.
LOS INTERESES OSCUROS DETRÁS DEL BLOQUEO
La oposición se esconde detrás de excusas técnicas y económicas, pero sus verdaderos motivos son evidentes:
- Los gremios empresariales: Quieren seguir explotando a los trabajadores sin ninguna regulación que garantice derechos.
- Los partidos tradicionales: Tienen pánico de que la población comience a ejercer un poder real sobre las políticas del país.
- Los medios de comunicación afines a las élites: Desinforman y siembran miedo con falsos argumentos de “desempleo masivo”.
LA OPORTUNIDAD HISTÓRICA DEL PUEBLO COLOMBIANO
Ahora, el reto es lograr una participación masiva en la consulta. ¡Esta es nuestra única oportunidad para cambiar la historia! El futuro de millones de trabajadores está en juego. Si permitimos que esta consulta fracase, la élite consolidará su dominio y los abusos laborales continuarán por décadas. No podemos fallar. El gobierno ha fijado el proceso de recolección de firmas y el calendario de votación en los próximos meses. Cada ciudadano debe comprometerse: infórmate, difunde el mensaje, únete a los voluntarios en las campañas informativas, sal a las calles y usa las redes sociales para combatir la desinformación. No basta con estar de acuerdo en silencio: hay que actuar con determinación. Si queremos un país donde el trabajo sea digno y el pueblo tenga el poder, esta consulta debe ser un éxito rotundo. ¡No hay excusas, no hay marcha atrás! ¡Es ahora o nunca! El tiempo apremia: el gobierno ha fijado el proceso de recolección de firmas y el calendario de votación en los próximos meses. Cada ciudadano debe informarse, difundir el mensaje y movilizarse para asegurar una participación histórica. Desde hoy, es clave inscribirse como voluntario en las campañas informativas, sumarse a las movilizaciones y utilizar redes sociales para combatir la desinformación. No basta con apoyar en silencio: hay que actuar y garantizar que esta consulta refleje la voluntad del pueblo. Para ello, es fundamental la movilización activa en redes sociales, en las calles y en los espacios comunitarios. Es momento de organizar foros informativos, debates públicos y campañas de sensibilización para que cada ciudadano comprenda la importancia de esta votación. No basta con estar de acuerdo, hay que actuar: difundir el mensaje, presionar a los medios para que den cobertura justa y, sobre todo, salir a votar. Solo una participación histórica podrá derrotar a la maquinaria política que intenta frenar el progreso. La oposición sabe que su única esperanza es el abstencionismo. Si el pueblo no acude a las urnas, ellos ganarán por omisión. Pero si millones de colombianos salen a votar a favor de la reforma, el mensaje será claro: no hay vuelta atrás en la lucha por los derechos laborales.
Colombia está ante una encrucijada: seguir siendo un país donde los trabajadores son desechables, o convertirse en una nación donde el trabajo sea digno, estable y justo. La oposición ya tomó su decisión, ahora le toca al pueblo escribir su propia historia.
A movilizarse, a informarse y a defender lo que es justo..!
G.S.